miércoles, 24 de marzo de 2010
Madre tierra dolorida
Siembra el terror cuando tiembla
furia por abuso e indolencia
herida, cobra tributo de sangre
allí donde el dolor acumulado
de intenso supura
y maltrata inexplicable
a hijos desahuciados,
llagados ya de antaño de miseria y hambre.
Brevedad de conciencias sacudidas
fuego fatuo que se horroriza
en aspavientos evanescentes
que son sólo instantes,
memoria lábil
porque sale el sol para nosotros,
nada ha cambiado
y solos lloran los hijos bastardos
de la vieja madre.
Acumulará el dolor en sus entrañas,
romperá de nuevo el hilo de la vida
de inocencias olvidadas,
mostrará el poder que aterra,
mensaje de nuestra insignificancia
que no se capta.
No valen lamentos en horas infernales,
no se comprende el vínculo que lo une todo,
desprecio, egoísmo, indiferencia de existencias afortunadas
gestos como brisas que se suman unos a otros
hasta formar huracanes,
sacudirá océanos,
llegará hasta lo profundo
y cortará otra vez
el corazón de la Madre.
Mariant Iberi
domingo, 21 de marzo de 2010
Soy...
La indiferencia de mi llegada
y el mendigo de caricias esperadas.
Soy las fantasias que me evadían de una realidad ingrata
las carencias, las ausencias y mi refugio en la belleza.
Soy la inconsciencia del trascurrir de los años siempre en espera.
El despertad del amor, la utopía y la realidad que se mezclan.
Soy el desencanto que yerra
el don de la vida repetida surgida de la inconsistencia.
Soy el dolor que derribó los pilares de mi existencia
quien murió conmigo en la desesperación
y renació junto a mi en la soledad serena.
Soy la morada que levanté descubriendo mi fuerza.
Quien me convirtió en lo que admiro y en lo que detesto.
Quien me desarraigó sentimientos para hacerme nueva.
Soy quien liberó la crispación de mis manos y las dejó abiertas
quien me iluminó la oscura senda.
Soy lo que quiero y lo que niego.
Soy mi luz y mis tinieblas
el hilo de la vida que jamás soltaste
el espejo donde al fin me reflejo.
Mariant Iberi.
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